En 1950 había 25 millones de viajeros internacionales, en 2018, hubo 1,4 billones… ¿Es sano este crecimiento desmesurado? El turismo es una de las industrias más grandes del mundo, y puede resumir la estrategia global en una sola palabra: MÁS.
Nos hemos acostumbrado a este rápido crecimiento, pero ha llegado a un punto de inflexión que puede pasar factura… Hemos normalizado la cantidad de turistas que te encuentras cuando vas a un monumento emblemático, al centro de una ciudad o a una playa… Todos nos hemos dado cuenta de que si no ponemos freno vamos a seguir tensando la cuerda hasta que se rompa.
En este vídeo, Doug Lansky, nos enseña cuatro puntos clave para redefinir el turismo y mejorarlo, tanto para el viajero como para el destino.
- Proteger la calidad de vida de los locales: es lo primero a tener en cuenta, ya que se han quedado fuera de la ecuación durante demasiado tiempo. Asumiendo que te gusta viajar, ¿te gusta tanto viajar que no te importaría que todos los días 50 autobuses turísticos se detuvieran en tu calle y descargaran alrededor de 1500 turistas? Aunque esto deja un impacto positivo en la economía, no creo que valga la pena para ninguno de nosotros soportar masas de gente abarrotando las calles, ensuciando la ciudad y haciendo ruido todo el día.
Esto está sucediendo en todas partes del mundo, las ciudades se han entregado a los turistas, y lo que han hecho los lugareños es simplemente retroceder y normalizar.
“Una ciudad puede tener turistas, pero los turistas no deberían tomar la ciudad”
- Maximizar el impacto de la economía local: El crecimiento desmesurado conlleva a un crecimiento orgánico de la ciudad y sus infraestructuras, ya ha sido a tal escala, que las propias ciudades no pueden abarcar tanta cantidad de gente. Es un problema para todos los lugares que sufren turismo en masa y no pueden abarcar a tanta gente.
Para ello se pueden llevar a cabo soluciones como la que ha implantado Utah en su famoso parque rocoso, al cual solo permiten entrar a 20 personas al día, evitando así que se arruine este recurso turístico y protegiéndolo de las masificaciones.
Otro ejemplo es la isla de Fernando de Noronha, frente a la costa de Brasil, solo permite la entrada a 460 visitantes a la vez, ¿es una pérdida de rentabilidad? Realmente no, ya que es una manera de frenar la masificación y de conservarlo para futuras generaciones, a la larga produce más beneficios que explotar un recurso natural y destruirlo.
El problema del turismo, como bien he dicho antes es querer más y más, y las empresas cada vez quieren poseer más lugares, lo que hace que los beneficios se repartan entre unos pocos y no entre los habitantes del destino. Es por eso por lo que si los beneficios se generan en un lugar, deben quedarse en ese lugar, especialmente si no es del “primer mundo”.
- Mejorar la experiencia de los visitantes: Vimos que el London Eye fue un gran éxito y aclamado recurso turístico y, ¿por qué no?, construyeron uno en Helsinki, otro en Singapur, el siguiente en Seattle, después Ciudad del Cabo y también Chicago, además de Shangai… Hay que crear una experiencia exclusiva del sitio y que no puedas vivirla en otro lugar, para no desvalorizar el atractivo turístico.
Proteger los activos clave: Lo obvio que es proteger todo lo que está detrás del turismo y que hace que funcione y la poca importancia que le damos. Es imprescindible no sobreexplotar los destinos más atractivos, ya que son el principal motor del turismo. Por eso hay que adoptar medidas más sostenibles y es el cliente quien tiene que demandarlas para que se hagan efectivas.
“Tenemos que buscar la solución que nos lleva a un futuro mejor, un futuro que permite a las próximas generaciones de viajeros ver este asombroso planeta de la misma manera que nosotros lo hemos hecho y así es como salvamos al turismo de sí mismo.”
Autora Resumen: Sonia Sánchez
Fuente: https://www.ted.com/talks/doug_lansky_how_to_save_tourism_from_itself
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